Diversos estudios demuestran que el juego ayuda e incentiva a realizar tareas que en circunstancias normales no nos interesarían demasiado. Conforme vamos adquiriendo madurez, nos cuesta cada vez más salir de nuestra zona de confort o aprender cosas nuevas, ya que el esfuerzo intelectual puede parecernos un muro infranqueable. La gamificación consigue que el aprendizaje en la etapa adulta sea más motivante y productivo. En definitiva, aprendemos mejor gracias al juego.
¿Qué es la gamificación?
En pocas palabras, la gamificación es un método cada vez más extendido que se aplica especialmente en ámbitos formativos, y consiste en utilizar elementos del juego para provocar el aprendizaje de una manera más amena.
La gamificación incorpora elementos motivadores como el reconocimiento, las recompensas y un ambiente competitivo, con el objetivo de mantener a los alumnos comprometidos e implicados con su formación.
El simple hecho de otorgar insignias en un curso para reconocer públicamente los logros de los alumnos al adquirir ciertas competencias o alcanzar algún objetivo, fomenta una mayor participación. Varias encuestas reflejan que la mayoría de participantes serían más productivos si su universidad, institución o trabajo fueran más divertidos.

¿Cómo consigue la gamificación aumentar el compromiso con la formación?
1. Control
La psicología demuestra que nos gusta ser dueños de nuestro propio destino, sentir que depende de nosotros mismos alcanzar nuestras metas. La gamificación produce ese efecto, provocar que los alumnos tengan la certeza de que son ellos mismos los que dirigen sus acciones en el aprendizaje.
2. Progreso
También nos gusta saber hacia dónde vamos y cuánto camino hemos recorrido, por lo que un indicador de progreso hace que seamos más conscientes de nuestra evolución y, por tanto, que el aprendizaje sea más motivante.
3. Refuerzo
Si al completar un nivel, lección, examen, etc., recibimos una recompensa, la gamificación nos está incentivando a que intentemos conseguir la siguiente. Esto refuerza la capacidad del contenido para resultar útil y formar de manera efectiva, a la vez que consigue que los alumnos se sientan realizados.
4. Rendimiento
Alcanzar metas es uno de los impulsores psicológicos más poderosos del comportamiento humano. Si hacemos algo es para lograr un objetivo, e incluso una simple frase como “¡Buen trabajo!” crea una sensación de haberlo alcanzado.
5. Competición
Somos competitivos por naturaleza. Haciendo que los alumnos superen récords personales, que alcancen puntuaciones altas o que descubran recompensas exclusivas, se les puede convencer para que regresen al curso y vuelvan a participar en los retos propuestos para intentar mejorar sus propias cifras y las de sus competidores.
6. Colaboración
Somos seres sociales, y la gamificación hace que los alumnos se sientan parte de un equipo o comunidad a lo largo de la formación, fomentando así su sentido de lealtad y pertenencia.
En conclusión, la gamificación no es una moda pasajera: tiene innumerables beneficios y provoca profundos cambios de comportamiento y de actitud a la hora de afrontar un proceso de formación. La educación ha cambiado drásticamente en los últimos años. Ahora los alumnos no tienen por qué ser receptores pasivos de información, ya que la gamificación ofrece la posibilidad de asimilar conceptos interactuando y, sobre todo, divirtiéndose.